Renuncié por correo. Me arrepentí por años.

¿Te ha pasado que, de la nada, te viene un recuerdo de algo que hiciste y te arrepientes? ¿Una situación que, vista desde hoy, crees que podrías haber manejado mejor? ¿Una conversación en la que pudiste responder diferente?

Este fin de semana me pasó. Me atacó el recuerdo de cómo renuncié a mi último trabajo corporativo: por correo electrónico.

Aunque ya había hecho las paces conmigo misma, el pensamiento llegó como una avalancha: "¿Neta renunciaste por correo? Eso no se hace. Qué poco profesional. ¿Qué habrá pensado esa persona de ti?" Y así, una larga lista de reproches... a pesar de que todo esto pasó hace casi seis años.

Por un momento, el recuerdo me inundó. Pero logré sacar la cabeza, tomar distancia y recordarme algo importante: eso es solo un pensamiento. Y en ese momento, hice lo que podía con lo que tenía y con quien era.

¿Por qué es importante aprender a manejar estos pensamientos?

Porque el cerebro vive los recuerdos como si fueran el presente. Por eso vuelves a sentir ansiedad, angustia, vergüenza… como si estuvieras ahí otra vez.

Y si no haces algo con eso, te puedes quedar atrapada en un loop de culpa, donde ese recuerdo se convierte en un nudo sin resolver. Un nudo que, cuando aparezcan situaciones similares en el futuro, te puede paralizar.

¿Qué hacer cuando aparece ese pensamiento?

Me he dado cuenta de que hoy manejo estos momentos mucho mejor que antes. Aquí te comparto los pasos que sigo y que tú también puedes practicar:

1️⃣ Date cuenta del pensamiento

Obsérvalo sin meterte en él. Toma distancia como si le hubiera pasado a otra persona.

2️⃣ No lo juzgues desde el presente

Es fácil criticar lo que hiciste… ahora que tienes más tiempo, experiencia y aprendizajes. Pero en ese momento no sabías lo que hoy sabes.

3️⃣ Recuérdalo: hiciste lo que podías con quien eras

Si hubieras podido actuar distinto, lo habrías hecho. Pero no fue así. Y eso no te hace menos valiosa. Te hace humana.

4️⃣ Practica la autocompasión

Compréndete. Sé amable contigo. Y repite estos pasos las veces que sea necesario. La práctica hace al maestro.

Esto sirve para todo

Esta herramienta no aplica solo al trabajo. Sirve en todas las áreas de tu vida: salud, familia, pareja, amigos, decisiones pasadas. Donde hay recuerdos, hay oportunidad de practicar. Y cada práctica fortalece algo que vale oro: 👉 la capacidad de dirigir tu mente en lugar de dejar que ella te dirija a ti.

Y un último recordatorio...

La culpa y el arrepentimiento no tienen ningún valor por sí solos. No sirven para nada, salvo para darte información sobre lo que quieres hacer diferente la próxima vez.

Úsalos como señales. No como cadenas. Y si quieres trabajar esto en un espacio seguro, con acompañamiento, escríbeme. En las sesiones 1:1 puedo ayudarte a mirar ese recuerdo, a integrarlo, y a liberarte.

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